Un pequeño abrazo.

Fue el abrazo más sincero…

Caminar sin sentirme vivo, precisamente así me sentí hoy al despertar, sin ánimos y sin ningún motivo para expresar al menos un poco de alegría. Me encanta salir a caminar, pensar un poco mientras observo a personas. Unas con miradas frías y devastadoras, otras con un alto carisma demostrando emoción y amabilidad en su trato, miradas solas donde la oscuridad llega a su total poderío, personas con la especialidad de fingir que todo lo que les rodea está bien o se encuentra bien, miradas llenas de maldad y de codicia y otras un poco abrumadoras por el inmenso cansancio.

Hoy me siento roto y no sé porque, mi alma está vacía y mis sentimientos no se encuentran, estoy en un entorno donde ni yo mismo se cómo estoy pero igual sigo caminando fingiendo que todo está bien. Me detuve en un cajero automático con la intención de poder obtener dinero ya que lo necesitaba, traigo mis audífonos puestos y el volumen al máximo, me he sentado en una especie de muro que se encontraba ahí y al lado mío se encontraba  un señor que aproximadamente tenía como 73 años y un niño que al principio no le preste atención, el solo estaba jugando. Observo a las personas que están delante de la cola en la que me encontraba, la señora que esta después de mi estaba amargada con una mirada sería que transmitía inseguridad e inquietud al mismo tiempo, un joven aproximadamente de 31 años que esta después de la señora amargada se le acerca y comienza hablarle con gran carisma y seguridad en sus palabras y la señora simplemente lo ignoro, la mirada de aquel joven fue unas de esas donde el rechazo es el principal factor que puede desanimarte.

Es increíble como a veces las personas simplemente te dan la espalda sin mostrar el más mínimo gesto de querer “ayudar”. Yo de mi parte tan solo observe ese pequeño momento entre esas dos personas y seguí sentado ya esta vez sin audífonos porque el móvil se me había descargado. Un simple gesto puede cambiar la situación de una persona, la intención de ayudar es algo muy valioso y más si proviene de personas que ni siquiera han estado contigo o saben cómo realmente te encuentras, el rechazo es algo que no debería existir pero que lamentablemente está y en algunos caso causa un inmenso daño, es triste como se va perdiendo la socialización entre las personas y sin ningún motivo, el creer que eres más que los demás es algo fatal para la personalidad.

Me he levantado del muro donde me encontraba para proceder en la cola del cajero, trato de parecer lo más <<Bien>> posible aunque siempre he sido de esas personas callada, el silencio es mi mejor compañía. Realmente me he sentido mal hoy y solo quiero despejar la mente, sigo esperando ansioso de pasar a retirar el dinero para luego irme a estar solo.

Se me acerca un niño y yo estoy de espalda, agarra mi camisa y la mueve haciéndome entender de qué volteara a verlo y la voz de un señor diciendo -¡Hey, ven, ven, ven a jugar para acá! – Volteo para atrás y el niño está mirándome fijamente, era una mirada tan maravillosa, pura y sin nada de maldad o algo que se le pareciera, esa mirada podría hacer feliz a cualquiera, el pequeño con grandes ojos cafés y una mirada encantadora hace un gesto de que me acercara a él y yo como soy alto me inclino un poco hacía él mirándolo, no lo podía dejar de mirar, el me miraba con esa sonrisa de felicidad y amor. Cuando estoy prácticamente agachado para escuchar lo que quería decirme el simplemente me sonrío de nuevo y me abrazo, me abrazo durante aproximadamente 45 segundos, yo no sabía qué hacer y seguidamente lo abrace, sentía como que ese niño me llevaba a otro mundo, era maravilloso, era especial, era sencillamente hermoso lo que transmitía. Cuando el pequeño y yo nos separamos el me ve y me da un beso en el cachete y se fue con el señor de 73 años y pocos minutos después ya no estaban ningunos de los dos... 

Ese niño tenía síndrome de Dow, ese niño era una bendición...

Fue uno de los abrazos más sincero que he recibido en mi vida. Él ilumino mi vida por un instante...